Varios bucles coronales, arcos resplandecientes gigantes que se elevan mediante la atmósfera solar frente a una luz violeta extrema, logran ser en realidad producto de espejismos óptico.
Estos bucles coronales del Sol se aprecian en luz ultravioleta utilizando el canal de 171 angstrom del instrumento importante Atmospheric Imaging Assembly (AIA) del Observatorio Solar de la NASA.
Esta novedosa luz ultravioleta es un poco extrema, el Sol se asimila a una bola de hilo contraída. Los bucles coronales se estiman como fundamentales para el correcto funcionamiento del Sol. Entender cómo se forman, mueven y se mueven es uno de los objetivos importantes para comprender nuestra estrella vital para humanidad en a Tierra. Por lo menos eso es lo que los investigadores han considerado durante un largo tiempo.
Las formas ópticas están constituidas por pliegues o láminas
En un informe reciente, Anna Malanushenko experta en la física solar y sus colaboradores objetan que algunos bucles coronales logran no ser lo que realmente son. En cambio, en ciertas ocasiones logran ser ilusiones ópticas formadas por pliegues o rugosidades en «láminas» más grandes a lo que es el material solar que los llaman velos coronales.
«Si esto es verdaderamente exacto, se debe cambiar por completo la manera en que se observa e interpreta los bucles coronales», expresó Malanushenko, científico y colaborador del National Center for Atmospheric Research en Estados Unidos y autor del artículo presentado en The Astrophysical Journal.
A partir de que se tomaron las primeras imágenes de estos bucles coronales durante los años 60, los investigadores han generado ciertas hipótesis de cuál lograría ser su estructura 3D.
Especies de tuvo magnéticos
El estilo convencional fue visto como unos «tubos» magnéticos integrados entre las líneas del campo magnético solar. Los conductos en sí son completamente invisibles; lo que se observa es el material solar que resplandece y fluye mediante ellos como el agua que pasa por una manguera de jardín.
Este estilo de «manguera de jardín» son los bucles coronales que se conectan bien con la física y no hay otro motivo para dudarlo, por ahora. Pero ocasionalmente, las observaciones que no enlazaban empezaron a acumularse.
Del mismo modo que el aire de la Tierra se hace más delgado a altitudes más altas, el plasma resplandeciente del Sol, o gas saturado eléctricamente, se torna más delgado cuando la altura aumenta. Por este motivo se vuelve más sutil con la altura, y si los bucles coronales son efectivamente tubos de plasma, igualmente deberían serlo. Pero la mayoría de los bucles mantienen un resplandor constante, sin una definición obvia.