Todos en algún momento de nuestra existencia hemos tenido un molesto dolor de espalda. Anteriormente se pensaba que era un mal de viejos, pero la cantidad de jóvenes que lo sufren está aumentando muchísimo. Este aumento ha llevado a muchos especialistas a deducir que, en su mayoría, las molestias que afectan a la espalda se producen por sobrecargas musculares, por nervios presionados o por desgastes en la columna. También la parte psicosomática tiene mucho peso en ese molesto dolor de espalda.
La mente incide en el dolor de espalda
Especialistas abocados a tratar los dolores de espalda se dieron cuenta que, por ejemplo, en 2 personas que sufren de hernia discal una se queja de dolor y una no. Además, si no hay causas físicas para ese molesto dolor de espalda, entonces la causa está en la mente.
Se ha hallado que las personas perfeccionistas que se exigen mucho y esperan demasiado de otros, tienden a sufrir dolores de espalda. También se dieron cuenta que mujeres mayores de 40 años con sobrecarga de responsabilidades y conflictos sin resolver, sufren de dolores de nuca, hombros y espalda.
Especialistas dedicados a la medicina naturista relacionan los dolores de nuca a falta de apoyo emocional y temor al fracaso. Los dolores a la altura de hombros a rechazo a asumir responsabilidades y los de espalda sin causa física y que permanecen durante el reposo se deben a tensiones de causa psíquica. Pero el dolor de espalda también puede deberse a otras causas. Sigue leyendo.
Las malas costumbres influyen
Todo el entero sistema de cosas que nos rodean atentan contra la salud de la espalda ya que hacemos poco ejercicio; caminamos sobre el duro asfalto o cemento y ese impacto afecta a las vértebras, descansamos en colchones y sillones muy blandos y cargamos o llevamos pesos de modos inadecuados. Todas estas malas costumbres generan consecuencias que se acumulan y esto produce dolores que aparecen periódicamente o permanecen por tiempo indefinido.
Cuando perdemos la armonía en nuestros sistemas óseo y muscular hace que el cuerpo acuda en ayuda compensando la pérdida; y esto termina produciendo sobrecargas musculares, agotamiento y más dolor de espalda.
Terapias que pueden ayudar
Si el dolor de espalda se produce por estrés u otras causas psíquicas, lo mejor es ir a la raíz: acuda a un especialista que lo ayude a resolver los conflictos emocionales y/o a cambiar el modo de responder emocionalmente al estrés y le enseñe terapias efectivas de relajación.
El yoga puede ayudar a corregir desviaciones de la columna o a evitar las consecuencias. Hay tensiones que pueden causar contracturas y el yoga puede reducirlas gracias a sus diferentes técnicas de respiración y relajación.
Según la diafreoterapia, las malas posturas pueden deberse a nuestra configuración genética y/o a nuestro modo de responder emocionalmente a las presiones. Para ello propone un conjunto de estiramientos musculares, masajes y prácticas que ayudan a tomar conciencia de nuestro cuerpo.
La quiropraxis puede ayudar a dolores producidos por esfuerzos incorrectos o traumatismos. Si el dolor de espalda es crónico porque hay problemas que no tienen cura como la artrosis; o es producido por lumbago o neuralgia intercostal, la acupuntura ayuda en gran manera.
Practicar Tai-chi favorece la movilidad y el buen funcionamiento físico aún en ancianos; lo que ayuda bastante con los dolores de espalda. Por último te queremos decir que un buen descanso ayuda con ese molesto dolor de espalda; el colchón apropiado no debe ser ni duro ni blando. Uno de dureza media, que no acumule humedad y que no sea caliente favorece ese anhelado descanso.
Esperamos que este artículo ayude con ese molesto dolor de espalda y finalmente te recomendamos que una vez emprendas la terapia apropiada, ten constancia y trata de comprender a tu cuerpo y a la raíz de tu problema.