Cuando llegamos a la vida adulta, las responsabilidades se nos agolpan sin saber muy bien cómo gestionarlas, pues durante nuestro crecimiento nos han ahorrado algunos trámites que, en realidad, nos hubiesen facilitado el habituarnos desde pequeños a tareas muy cotidianas en el día a día.
Aprender desde niños sobre educación financiera debería ser una asignatura pendiente a subsanar, y es que ofrece muchas ventajas a la hora de, por ejemplo, evitar los gastos innecesarios cuando nos enfrentemos a la realidad de pagar facturas o hacer grandes compras.
¿Y qué es la educación financiera?
Este término hace referencia a conocimiento básico con el que entender conceptos y llevar a cabo estrategias financieras eficientes. Gracias a esto, aprenderás a gestionar, administrar e invertir mejor tu dinero. Conocer cómo se mueve este mundo económico nos ayudará en un futuro a tomar mejores decisiones y evitar caer en graves problemas económicos o deudas.
Ventajas de inculcar la educación financiera desde pequeños
Como planteamos al principio, la mayor parte de los adultos tendrán que aprender a pasos agigantados sobre educación financiera por las propias exigencias de la vida. Pagar la entrada de una vivienda, comprarse un coche o solicitar un crédito, son algunas de las necesidades con las que nos solemos encontrar cuando cumplimos unos años.
Muchas de ellas nos pillan de improviso cuando ya necesitamos realizar un asunto y nos vemos desbordados por tanta información. Es por ello que educar desde pequeños en estos términos y familiarizar a los más jóvenes, contribuirá a formar a un próximo adulto a tomar las mejores decisiones para su futuro.
¿Cómo aprender educación financiera?
Es fácilmente reconocible que aquellas personas que triunfan económicamente, son aquellas que han invertido parte de su tiempo a la formación sobre educación financiera, explotando mejor su dinero y haciéndolo más productivo.
Si tú también quieres aprender sobre este tema, te planteamos algunos consejos como los siguientes, los cuales te ayudarán a introducirte en este campo:
– Dedicar tiempo a analizar tus finanzas. Organiza tu tiempo para, al menos de forma semanal, llevar un control de tus ingresos y próximos gastos.
– Leer sobre temas económicos. Aunque el anterior punto es difícil que ayude a los más pequeños de la casa, en este apartado ellos serán muy útiles. Una vez a la semana, quizás durante 20-30 minutos, lee sobre algún tema económico de interés para saber más sobre él. Dependiendo del tema, podrás unir a algún niño o adolescente que conozcas y que también se familiariza con términos como créditos, débitos o préstamos que tanto le ayudará entender en su vida adulta.
– Pedir ayuda profesional. Si llegado el momento reconoces que no eres capaz de solventar algún problema económico al que te enfrentes, pedir ayuda siempre es una victoria. Hay muchos asesores económicos que te podrán informar y aportar otra visión sobre estos temas y así tomar la mejor decisión.
Involucrar a los más pequeños
Hemos comentado la importancia de adquirir poco a poco estos conocimientos en los más pequeños, pero, ¿cómo hacerlo?
A priori este tema es inclusive hasta aburrido para los adultos que no dedican el tiempo suficiente a informarse sobre este ámbito. Por lo que pensar ideas que se adapten a los pequeños de casa puede ser aún más complicado.
Sin embargo, aquí te dejamos una serie de pequeños trucos para que los niños también se sientan responsables de sus ‘mini’ finanzas:
– Gestionar una paga semanal. En lugar de comprar a nuestros hijos, sobrinos, nietos… cualquier cosa que nos pidan, una buena forma de involucrar la autogestión es otorgando una pequeña partida semanal, por ejemplo de 10€, para que ellos aprendan a controlar sus gastos o ahorrar si es necesario.
– Hazlo partícipe de los “pequeños” gastos que existen día a día en casa. Familiarizarse con ellos y con la forma de ahorrar, le ayudará a aprender el valor de las cosas. Por ejemplo, el saber que tiene que apagar las luces cuando sale de una estancia, cerrar el grifo cuando no usemos el agua o abrigarse para no tener que subir mucho la temperatura de la calefacción, son pequeños gestos que le harán ver el valor económico de las cosas.